Cómo responder las preguntas de tus hijos

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Responder las preguntas de nuestros hijos no siempre es tarea fácil. Sus dudas llegan tarde o temprano y hay que estar preparado para darles buenas respuestas.

En torno a los tres años comienza la temida por muchos, etapa de los por qués. Los niños empiezan a tener curiosidad por las cosas del mundo que les rodea y es normal (y buenísimo) que quieran satisfacerla.

Conforme van creciendo, sus preguntas se hacen algo más complejas y profundas. La muerte, los enfados, de dónde vienen los niños, la pobreza, las injusticias… Son algunos de los temas que más nos inquieta responder como padres.

Hoy te traigo siete trucos para estar a la altura de las circunstancias y responder a nuestros pequeños curiosos:

  • Sinceridad ante todo: ¿La cigüeña? ¿Que tenemos que irnos a casa porque el parque cierra? Esforcémonos por dar respuestas sinceras a los niños. Puede que algunos temas nos resulten incómodos o nos parezcan pequeños para hablar sobre determinadas cosas pero hay que intentar no mentirles.
  • Lenguaje y explicación adecuado a sus capacidades:  No me gusta encasillar a los peques por su edad. Es algo muy extendido pero hay que tener en cuenta sus capacidades, su madurez y no solo la edad que tengan. Nadie conoce a tu hijo mejor que tú así que seguro que sabes adaptar tus respuestas a cada situación. Confía en tu intuición y en lo que sabes de él. Puedes inventar historias  o contarle cómo te imaginas que son las cosas para las que no hay una respuesta clara que pueda comprender.
  • Naturalidad: Algunas preguntas que plantean los niños pueden crearnos cierta incomodidad. Tenemos que intentar no transmitírsela, no ponernos nerviosos e intentar contestar de la manera más natural posible. Para ellos no hay temas tabú, así que vamos a concederles que eso siga siendo así.

Ser sinceros y hablar con naturalidad con nuestros hijos nos ayuda a establecer las bases de una comunicación sana y fluida para el futuro.

  • Actitud receptiva a sus preguntas, siempre: Puede que lo que pregunte te resulte gracioso o te parezca que carece de importancia, pero si lo está preguntando, es importante para él. Escucha con atención, hazle ver que sus dudas son relevantes y que siempre estás dispuesto a escucharle.
  • Atención plena: Puede que el momento que haya escogido tu hijo para lanzarte una de esas preguntas “complicadas” no sea el más adecuado. Es cierto que tienen la  habilidad de pillarte cuando estás en el baño o hablando por teléfono por un asunto del trabajo o en el momento de irse a dormir. No lo ignores. Explícale que en ese momento no puedes atenderle pero que en cuanto puedas te vas a sentar con él a responder sus preguntas (y, por supuesto, hazlo).
  • Observa sus reacciones: Ciertas preguntas se pueden responder en cualquier momento pero te recomiendo (mucho, muchísimo) que ciertos temas como la muerte, sus enfados, o cosas que veas que le preocupan en exceso, las habléis sentados tranquilamente, viendo como reacciona a tus respuestas, si entiende lo que le cuentas o atendiendo las nuevas dudas que le vayan surgiendo.

Escuchar a tus hijos sin hacer cosas a la vez y atender no sólo lo que dicen sus palabras, sino también sus gestos, te ayuda a conocerles mejor y  ellos se sienten comprendidos.

  • Reconocer que no sabemos todo y buscar información: Sí, a veces preguntan cosas que no sabemos y no pasa nada porque ellos lo vean. Bastará un  “Uy…no estoy muy seguro, vamos a buscar la respuesta juntos”. Ya lo he dicho en alguna otra ocasión, no pasa nada porque nuestros hijos vean alguna de nuestras debilidades, es lo natural.
  • Tener paciencia: Cuando los niños se lanzan a hacer preguntas y van obteniendo respuestas, es muy probable que entren en un bucle de curiosidad continua. Esta curiosidad por su parte es genial pero tu debes ser paciente. . Si ves que el “interrogatorio” se alarga y en ese momento no puedes atenderle más, díselo. Es mejor posponer la conversación que responder mal y con desgana.

No caigas en el “Porque yo lo digo” o “porque es así y ya está”. Si tu paciencia se agota, díselo, relájate y retoma la conversación cuando estéis más tranquilos.

  • Disfrutar y aprender de sus dudas: Cuando respondes a las preguntas de tus hijos, sobre todo si son pequeños, surgen conversaciones muy interesantes. Las ocurrencias de los niños y su forma de ver las cosas es sorprendente y a veces muy divertida. Disfruta de esos momentos e incluso apunta sus ideas para recordarlas en el futuro. Seguro que cuando sean mayores les gusta que les cuentes estas cosas.

Hasta aquí los consejos de hoy. Como siempre, si tienes dudas, deja un comentario y estaré encantada de ayudarte.

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