La comunicación es algo esencial y primitivo. Es nuestra manera de interactuar con el mundo que nos rodea, de intercambiar información, ideas y emociones. En ocasiones, puede ser difícil lograr una buena comunicación con nuestros hijos y se convierte en una dificultad para muchos papás, que comentan que cuanto más crecen los niños, más difícil les resulta. No hablamos de la etapa adolescente, eso merecería post aparte.
¿Por qué es importante hablar con nuestros hijos?
Ya desde el nacimiento, los primeros susurros mientras alimentas a tu bebé, le cambias el pañal, la manera en la que aprendes a interpretar su llanto… todo eso es comunicarte con tu hijo.
La comunicación es un aspecto fundamental en la relación con nuestros hijos. No siempre es fácil, pero hay que trabajar en ello. Una comunicación fluida entre padres e hijos es sinónimo de confianza, seguridad y bienestar emocional para los pequeños.
Los niños que se sienten escuchados y comprendidos por sus padres, recurrirán a ellos cuando se sientan mal, encontrando el apoyo y la seguridad que necesitan.
¿Por qué no me cuenta nada?
“Por más que le pregunto, no me cuenta nada de lo que hace en el cole” “¿Será que no está contento?””¿será una forma de castigarme?” Casi todos los padres, en alguna ocasión, nos quejamos de algo parecido. No tiene por qué deberse a nada en particular. Puede que los niños no tengan ganas de hablar, no consideren que hay algo importante que contar o que no hayan adquirido ese hábito de comunicación.
Sin embargo, conviene prestar atención a sus silencios. Si en casa hay un ambiente propicio para la comunicación, que nuestros hijos no nos cuenten las cosas puede deberse a dos cosas fundamentalmente:
- Realmente no hay un ambiente propicio para que el niño hable con nosotros. Ir deprisa a todas partes, no coincidir en las horas de las comidas, ir a todas partes en coche y con música, salir del cole con otros amigos, muchas extraescolares y llegar a casa cansados, cenar con la tele puesta o hacerles comentarios negativos y reñirles cuando se sinceran con nosotros… Hay multitud de factores que pueden intervenir en este sentido.
Revisa de qué momentos disponéis, tranquilos y sin interrupciones para charlar un rato cada día. Si no los hay, id buscando juntos esos ratitos poco a poco.
- Las emociones que les generen determinadas situaciones les incomodan y no saben expresarlo todavía. A partir de los 5 o 6 años puede ser más sencillo, hasta entonces, habrá que fijarse mucho en sus comportamientos, es su manera de comunicarse. Esas conductas de las que algunas personas hablan diciendo “lo hace para llamar tu atención”, son importantes. Esas rabietas injustificadas, llorar con frecuencia, miedos que hasta el momento no habían aparecido… pueden ser indicadores de que algo pasa y nuestro hijo no sabe decirlo de otro modo.
¿Cómo puedes ayudarle?
- No presionar: Preguntar una y mil veces e incluso enfadarte si no cuenta nada no va a mejorar las cosas. Lo mejor es no presionarle. Puedes decirle simplemente “Me encantaría que me contaras algunas cosas de las que hacéis en el cole, ¿cuando te apetezca me contarás algo?” “Si estás triste, puedes contármelo. A lo mejor puedo ayudar a que te sientas mejor”
- Contándole tú primero: ¿Cuántas veces le cuentas a tu hijo cómo te ha ido el día? ¿Le has hablado alguna vez de tus compañeros de trabajo? ¿Le cuentas si estás preocupado por algo? ¿Si ha sido un buen día o ha sido complicado? Adecuando tu lenguaje y el mensaje a su edad… comienza a contarle tus cosas. Si hay algo que te preocupa, las cosas que han ido bien, cómo ha sido tu día o qué has comido.
Hablar de tus cosas con ellos es una manera de enseñarles a comunicarse contigo con el mejor de los métodos, ¡dando ejemplo!
- Escuchando de verdad: Esto implica no poner el piloto automático, contestar a lo que se pregunta esforzándonos en las respuestas, mirarles a la cara y con atención Y, por supuesto, ¡¡sin mirar el teléfono móvil a la vez!!
- No escuchar mientras hacemos otras cosas. Un tiempo en exclusiva. Mirándoles, reconociendo las expresiones que ponen a la vez que hablan (la comunicación no verbal también es fundamental), en definitiva, dedicando un rato de nuestro día a escucharles y a contarles nosotros también sin estar haciendo otras cosas a la vez. ¿Cómo te sentirías si, al intentar decirle algo a tu pareja, no levantara la vista del teléfono, del ordenador o siguiera haciendo cosas a la vez?
- Propiciando momentos de tranquilidad en los que poder hablar: Volver del cole dando un paseo, cenar todos juntos (sin tele, por supuesto), acostarse un ratito antes para poder hablar en la cama…
- Sin juzgar ni regañar: Cuando nuestros hijos confían en nosotros, nos cuentan lo que hacen o lo que les preocupa, debemos alegrarnos por ello. Podemos aconsejarles, hablar sobre sus asuntos, opinar…pero no castigar y reprender en ese momento. Se darán otras circunstancias en las que poder “corregir” ciertas conductas, pero cuando nos dan muestra de su confianza, hay que estar abiertos a escuchar cosas que no nos gusten demasiado y debemos saber respetar ese momento.
- Evitar ciertas frases: “Ay, que pesadito estás”, “¿qué quieres ahora?””Venga, dímelo deprisa que nos tenemos que ir…” A veces los niños no eligen el momento más oportuno, nos pillan ocupados o se hace tarde.
Si en el momento en que tu hijo quiere contarte algo, no puedes atenderle, con delicadeza puedes decirle: “Cariño, justo en este momento no puedo prestarte atención, seguro que lo que me quieres contar es importante así que, en cuanto termine, hablamos tranquilamente”
Si de verdad luego le preguntas y le dedicas un rato, funcionará.
- Utilizar marionetas: En casa con mi hijo no falla y lo cierto es que con muchos pacientes tampoco. A veces les resulta más fácil contar las cosas a través de otro objeto, como si de esa manera no fueran ellos los que expresan sus sentimientos. También suelo utilizarla de manera que yo manejo la marioneta y es a ella a quien le cuentan las cosas. Eficaz y divertido. Prometo un post dedicado a las marionetas, cuales son mis favoritas y cómo podemos utilizarlas.
¿Cuándo debes preocuparte?
- Si notas a tu hijo triste o preocupado durante un tiempo prolongado y no consigues averiguar por qué. En ese caso te recomiendo hablar con su profesora, puede ayudarte a recabar información de lo que ocurre en el colegio. Si se trata de problemas en casa porque no estáis atravesando un buen momento, puede que sea hora de contactar con un profesional que ayude a tu hijo a expresar sus emociones y así poder ayudarle.
- Si sospechas que se trata de un problema en la adquisición del lenguaje, consulta con el pediatra, seguro que podrá orientarte al respecto y valorar la necesidad de acudir a otro profesional.
Hasta aquí el post de hoy. Sé que los silencios de nuestros hijos pueden ser un poco agobiantes, y generar en nosotros sensación de impotencia y frustración por no poder ayudarles. Te animo a descubrir qué hay detrás de eso que no pueden o no saben contarte, seguro que todo irá mejor.
Tened en cuenta los consejos de hoy y con cualquier problema, no dudéis en consultarme.
¡Hasta pronto!
1 comentario en “Mi hijo no me cuenta nada”
Hola me gustó este articulo