Mi hijo no me hace ni caso (Por qué a veces los límites no funcionan)

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“Mi hijo no me hace ni caso”, “Intento explicárselo bien, pero es como si no me oyera”… ¿Te suena? Si es así, probablemente estés agotado preguntándote qué ocurre. Hoy te cuento una de las razones por las que puede estar sucediendo esto y te ofrezco algunos tips sobre los que reflexionar.

¿Te has parado a pensar que si gritas repitiendo siempre lo mismo y no te hacen caso, igual es que hay algo que no está funcionando?

Nos encontramos en una etapa de cambio en la manera de educar a nuestros hijos. Hemos pasado de un modelo  autoritario a uno en el que los niños son respetados y tenidos en cuenta.  Este cambio requiere un aprendizaje por nuestra parte ya que educar a los niños sin castigos y con respeto, no significa volvernos permisivos y dejar que los niños hagan lo que quieran en cada momento.

“Nuestros hijos necesitan límites. No para que se porten bien o sean  obedientes. Los necesitan para sentir seguridad, para construirse como personas con autoestima, asertivos, capaces de regular sus emociones, de tolerar  la frustración…”

El problema es que, a veces, no sabemos como aplicar esos límites sin entrar en peleas, en gritos o recurriendo a los castigos.

¿Se puede ser firme sin ser autoritario?

Decir que los niños necesitan que seamos firmes en determinadas situaciones suena mal y casi nos viene a la cabeza la imagen del padre con la zapatilla… sin embargo, no es así.

Ser firme consiste en tener claros ciertos límites que no quieres que se sobrepasen, compartirlos con nuestros hijos o incluso acordarlos con ellos y que todos comprendamos que habrá unas consecuencias si no los cumplimos (No en forma de amenaza o de castigo, hablaremos sobre esto en otro post).

Que un niño se enfade, se frustre o tenga una rabieta porque le digamos que no puede pegar a papá o a mamá, es algo natural y no debe asustarnos. Por supuesto que atenderemos esa reacción, intentaremos averiguar por qué se está produciendo ese comportamiento y estaremos con ellos para ayudarles a manejar su frustración, pero hay cosas que no se pueden dejar pasar por evitar un conflicto.

Pero en casa ya ponemos límites… y no funciona.

Muchos padres me comentáis esto, pensáis que sí estáis marcando límites pero en realidad no conseguís el resultado esperado.

Antes de nada, recordar que existen dos tipos de límites:

  • Los de obligado cumplimiento: Son aquellos que tienen que ver con la seguridad de los niños (cruzar en rojo, cruzar de la mano…) o vuestras normas más personales como no pegar, respetar a los demás, no hablar mal a papá o mamá…
  • Aquellos en los que podemos ser más flexibles y tienen que ver con rutinas, llevar la ropa al cesto de la ropa, recoger los juguetes, colaborar en casa…

Cuando los límites “obligatorios” no se respetan es muy fácil que reine el caos y que los niños tiendan a no respetar otras normas que son rutinarias y que no requieren tanta seriedad por nuestra parte (vestirse por las mañana, meterse en la ducha, recoger los juguetes…que son los que mayor malestar generan a lo largo del día).

Cuando los límites “serios” están bien marcados y se respetan, hay muchas situaciones cotidianas y rutinas que son fuente de conflictos que también funcionan mejor.

¿Qué puede estar fallando en tu casa? 

Aquí es dónde te pido que reflexiones y que intentes averiguar en que punto os encontráis. Saber qué es lo que podemos mejorar es el primer paso antes de enfrentarnos a solucionarlo.

  • Falta de consecuencias: ¿Qué ocurre cuando no se respeta un límite? ¿Hay alguna consecuencia?  Si es un castigo ya te abras dado cuenta de que no da resultados, porque no les enseña por qué no hacer las cosas. Una consecuencia debe estar siempre relacionada con lo que se está incumpliendo. Si por ejemplo está jugando a pegar a su hermana con una espada de juguete podremos advertir que tendremos que guardarla si vuelve a pasar. Y,  por supuesto cumplirlo explicando con calma el por qué.
  • Incongruencias: Si decimos cuales pueden ser las consecuencias de sus acciones pero luego no las cumplimos , no van a servir de nada. (Ojo! no se trata de amenazar. Pero si hemos dicho que si se siguen portando mal tendremos que irnos del restaurante, tenemos que estar dispuestos a irnos).
  • Miedo a su reacción:  Su reacción de enfado, de llanto o de frustración va a ser completamente natural cuando reciban un “no” por nuestra parte, sobre todo si no están muy acostumbrados, pero no hay que temerla. Simplemente respirar profundo, saber que no lo estás provocando tú, sino la situación y ayudarle a gestionar las emociones que puedan surgir de la mejor manera posible.
  • Inseguridad a la hora de decidir lo que es un límite obligatorio y lo que no. Debes valorar si eres demasiado estricto o demasiado flexible. Si no quieres que pegue a sus hermanos, te grite o salga corriendo cuando se enfade… deben estar en tu lista de límites obligatorios.
  • Desesperanza: Por no discutir otra vez, lo dejas. “Ya no le digo nada porque no me va a hacer caso”, “Lo doy por imposible”. Esta es una actitud muy frecuente cuando los padres estáis demasiado cansados de pelear cada día. Si es tu caso, reconsidera los límites lo antes posible, recarga energía y ponte a ello. Tu relación con tus hijos mejorará considerablemente y tu calidad de vida también.
  • Culpabilidad: No quiero verlo llorar”, “Me siento  mal haciendo esto porque últimamente no paso mucho tiempo con él”. Este sentimiento desaparecerá cuando tengas claro que marcar límites en necesario para ellos y su ausencia puede tener importantes consecuencias.
  • Desconocimiento: No se cómo decirle las cosas de forma seria pero sin gritar, castigar…
  • Agotamiento: Estas situaciones requieren energía. Se que es difícil tenerla en los casos en los que desde por la mañana empiezan los conflictos. Pero sólo con dedicación se pueden arreglar.

Ahora toca ponerse a trabajar. No sentirse culpable si has descubierto que hay cosas que no estabas haciendo bien y buscar las herramientas necesarias para mejorar la situación en casa. Este otro post sobre cómo poner límites puede ayudarte.

Estate atento al blog las próximas semanas ya que voy a compartir varios consejos que os pueden ser de gran ayuda.

Aún así, recuerda que siempre puedes consultarme a través del formulario de contacto de la página web www.mimotikids.com 

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