La llegada de un nuevo miembro a la familia puede suponer un torbellino de emociones difícil de manejar, sobre todo para los pequeños de la casa. Los celos por el nacimiento de un hermanito es una de las consultas que más me hacéis, así que vamos a ver por qué se producen y cómo podemos ayudar a nuestros hijos a superar esta etapa.
¿Por qué se pone celoso?
La razón principal por la que los niños se ponen celosos es el miedo a dejar de ser queridos. Además, adaptarse a una nueva vida en la que tienen que compartir todo lo que conocían hasta ese momento con otra persona, no es tarea sencilla.
¿Recuerdas cuando nació tu primer hijo? ¿El cambio que supuso en tu relación de pareja, tus amistades, tu gestión del tiempo…? Eso mismo le está pasando a tu hijo y lo manifiesta cambiando su comportamiento porque no sabe expresarlo de otro modo.
¿Cómo se manifiestan los celos?
Como ya te conté en este otro post, los celos se manifiestan de muchas maneras.
Las más habituales son: Las rabietas, las regresiones (volver a hacerse pipí, por ejemplo), sentirse decepcionado por lo que implica convertirse en hermano mayor, o rechazar al bebé o a los padres. Vamos a verlas en detalle.
1. Las rabietas
Es la forma en la que nuestros hijos expresan su malestar ya que su escaso manejo de las emociones no les permite decirnos “mamá, estoy muy triste y tengo miedo de que quieras más a mi hermanito”. En lugar de eso, se muestran irascibles, lloran o se muestran más rebeldes y desafiantes de lo habitual.
¿Cómo ayudarles?
- Ayúdale a gestionar sus emociones: Puedes utilizar frases como: “Creo que estás enfadado porque mamá pasa mucho tiempo con el hermanito, ¿verdad?”, “Sé que los bebés son un poco aburridos, en cuanto le cambie el pañal jugamos un ratito juntos” “Creo que te pone triste que le de besos al hermanito pero tengo un montón de mimos para los dos (seguido de un super ataque de besos)”. De esta manera le ayudarás a identificar sus sensaciones, a ponerles nombre y a buscar una solución para aliviar ese malestar.
- Dedícale tiempo en exclusiva, sólo así podrás conectar con él, observar lo que necesita y entender lo que le ocurre . Sin interrupciones, solos tu hijo y tú. Jugando, cocinando, leyendo cuentos o dándoos un baño. Intenta buscar un ratito al día en la que tu atención sea exclusiva para él.
- Paciencia. Sé que es difícil en medio del caos que supone una nueva maternidad, pero es fundamental evitar los gritos, regañarles o recriminarles sus comportamientos. Por supuesto que hay que mantener los límites que ya había, pero quizá podamos flexibilizar en algunas cosas y, sobre todo, explicarlas con calma y desde el cariño.
- Apóyate en los cuentos: Hay muchos cuentos relacionados con el tema que le pueden ayudar, ya que se sentirá identificado con las emociones de los protagonistas y al mismo tiempo te dará pie a hablar con él. Algunos de mis favoritos son éstos:
Tu y Yo. El cuento más bonito del mundo. De Elisenda Roca y la editorial Combel. Puedes ver a su autora contando el cuento aquí.
Todos sois mis favoritos. De Sam Mc Bratney, editorial Kokinos. Un clásico. Puedes escucharlo aquí.
Helio con hache, de Susana Gómez Redondo y la editorial Boolino.
Gigantísima, de Bel Olid y la editorial Timunmas. Creo que mi favorito de la lista. Puedes escucharlo aquí.
Siempre te querré, pequeñín. De Debi Gliori y la editorial Timunmas. Puedes escucharlo aquí.
2. Ser el mayor puede ser un rollo
Muchas veces intentamos animar a nuestros hijos hablándoles de las maravillas que supone ser el mayor. Pero en su cabeza suena algo así como “Si, pero yo quiero que me trates como a él” , “Ser el mayor es un rollo, sólo me pides cosas a mi”, “Me riñes y a él no porque es pequeño”, “Yo voy al cole y os quedáis aquí juntos” “¿Por qué tengo que dormir solo y el bebé duerme con vosotros?”. Reconozcamos que algo de razón tienen, hasta que lleguen las ventajas… va a pasar algo de tiempo así que “venderles” esa idea es un poco injusto ¿no crees?.
¿Cómo ayudarles?
- Tu hijo sigue siendo pequeño, sigue tratándolo como tal. No tiene por que tener más responsabilidades, ni portarse mejor, ni tener más paciencia de la que corresponde a su edad por el hecho de haber tenido un hermanito. Debe seguir su ritmo.
- Hazle sentir especial: A todos nos gusta sentirnos especiales y tu hijo mayor ha dejado de ser el centro de atención. Céntrate en aquellas cosas que le hacen único, disfrútalas y házselo saber.
- Evita forzar la relación entre los hermanos. Es difícil puesto que en tu cabeza seguro que te imaginabas escenas idílicas entre ellos, pero no debemos presionar para que le dé besos o muestras de cariño y mucho menos chantajearle (“Si no le das mimos ¿Cómo te va a querer?, “Si te pones así con el hermanito no te hago caso” “Tienes que portarte bien porque eres el hermano mayor”, “Él es pequeñito y tú le tienes que cuidar”…), estos comentarios sólo generarán mayor rechazo hacia el bebé y hacia nosotros.
3. Regresiones
Volver a hacerse pipí, hablar como un bebé, querer biberón o tetita, despertarse por las noches…
Seguro que has tenido la tentación de decir “Pero si tú ya eres mayor, ¡¡no hagas lo mismo que el bebé!!” Y ahí está la clave en realidad, su mayor deseo en esos momentos es que le vuelvas a tratar como a su hermanito y no se le ocurre mejor manera de decírtelo.
Paciencia, va a ser una etapa, en cuanto recupere la confianza en que no vas a dejar de quererle, todo mejorará.
¿Cómo ayudarle?
- No le regañes: No lo hace intencionadamente. Cuando ocurra visualiza una “alarmita” que te diga “mi niño mayor me necesita y me lo está diciendo así”.
- No le presiones: Volver a hacerse pipí o hablar como un bebé no es algo que pueda controlar fácilmente. Si es pipí actuaremos como cuando estaba dejando el pañal mientras que si habla como un bebé podemos decir “Cariño echo de menos tu vocecita porque así no te entiendo muy bien”.
- Dale tiempo: Puede que el bebé haya crecido y las regresiones continúen o que hayan hecho su aparición cuando parecía que todo estaba controlado. En cualquiera de los casos, debemos respetar sus tiempos.
- Ayúdale a gestionar sus emociones: Al igual que hemos comentado antes, los niños expresan su malestar como pueden por lo que poner nombre a lo que sienten y ayudarles a buscar soluciones será de gran ayuda.
Desprecio por el bebé o por la madre
Si algo duele a los padres es el rechazo de sus hijos. Sin embargo, es un comportamiento bastante frecuente cuando nace un hermanito. Es su manera de expresar que se siente mal y que teme que seas tú el que no le quieres a él, que está enfadado por pasar menos tiempo contigo…
¿Cómo ayudarle
“Es fundamental que sepa que pase lo que pase, le quieres y estás ahí para cuando te necesite”
- No le presiones. Cada uno muestra su afecto como puede y cuando lo desea. Muéstrate disponible siempre pero sin forzarle o chantajearle. Evita comentarios del tipo: (“Sólo si me das un beso” “Si no me quieres me voy”, etc.).
- Explícale como te sientes de forma que pueda entenderte “Estoy un poco triste porque ya no me das cariñitos“, “Me pone un poco triste que me trates así” o “Echo mucho de menos tus mimos”.
- Proponle momentos en los que podáis estrechar lazos “¿Quieres que hoy leamos un cuento acurrucaditos?”, “¿A lo mejor un ataque de cosquillas nos hace sentir mejor?”.
- Desahógate, pero no con tu hijo: Estás sufriendo, compártelo con tu pareja, tus amigos o familiares. te sentirás mejor y podrás afrontar con otra actitud la situación. Así será más sencillo no caer en los reproches o chantajes con tu hijo mayor.
Hasta aquí el post de hoy. Espero que te sea de ayuda si os encontráis en esta situación. Si has llegado hasta aquí, seguramente estás pasándolo mal. Recuerda que si lo necesitas estaré encantada de ayudarte. Puedes contactar conmigo aquí.