¡De terribles no tienen nada!. Alrededor de los dos años comienza una etapa en la que la frase “Yo solito” o “Yo puedo” es la preferida de los peques. Aunque es una fase muy bonita en la que comenzamos a ver como nuestros bebés pasan a ser más “niños”, también puede ser un poco agotadora. Hoy te cuento por qué se produce este cambio de actitud y algunas herramientas que os resultarán útiles en esta etapa.
¿POR QUÉ QUIEREN HACERLO TODO SOLOS?
Entre los dos y los tres años los niños comienzan a desarrollar su individualidad. Esto quiere decir que comienzan a reconocerse como seres independientes de papá y mamá, ya pueden desplazarse solos, pueden comunicarse con su entorno y ese “Yo” comienza a tener más sentido que nunca.
La cara B de esta creciente independencia es que no son capaces de comprender todavía el punto de vista de los demás, una etapa que denominamos egocentrismo (Piaget, 1923) y que no tiene la connotación negativa que como adultos vemos en esa palabra. No quiere decir que los niños de esta edad sean egoístas y sólo piensen en ellos, sino que simplemente no son capaces todavía de entender que cada persona ve las cosas de un modo diferente o que hay normas que se deben cumplir. Para entendernos, es un momento en el que la frase “se cree el centro del universo” es completamente real y no es algo negativo, ven el mundo exclusivamente a través de sus ojos porque no pueden hacerlo de otra manera.
Por si fuera poco, las rabietas también hacen su aparición. En gran medida por la frustración que sienten cuando no pueden hacer lo que desean o cuando las cosas no les salen como esperaban ya que sus habilidades son todavía limitadas y su capacidad de gestionar las emociones también.
Esto que te cuento te ayudará a comprender por qué ciertas situaciones que nos parecen conflictivas son en realidad cuestiones que vemos desde un punto de vista diferente al de los niños : “¿Por qué irnos del parque ya si me lo estoy pasando genial y aún es de día?”, “¿Por qué dejarle a la niña el juguete si lo tengo yo?”, “Me frustra y enfada que no me compres el juguete y sólo se expresarlo llorando”.
¿SIGNIFICA ESTO QUE ENTONCES PUEDEN HACER LO QUE QUIERAN?
Rotundamente NO. Significa que, como padres, nos adentramos en una nueva fase en la que tenemos que empezar a explicarles las cosas razonadamente y con paciencia, a poner ciertos límites y ayudarles a gestionar la frustración que supone no poder hacer lo que desean en cada momento. Significa también que debemos fomentar esa autonomía que están demandando y buscar herramientas para ayudarles a gestionar las distintas emociones que van a experimentar en esta etapa.
HERRAMIENTAS PARA GESTIONAR ESTA ETAPA
Aquí van algunos consejos que pueden serte de utilidad:
1. Interiorizar muy bien lo que te acabo de explicar y tenerlo presente
Comprender a nuestros hijos es la mejor forma de ayudarles.
2. Tener confianza en ellos.
Muchas veces infravaloramos sus capacidades. Nos hemos acostumbrado a hacer todo por ellos y nos cuesta darnos cuenta de que hay muchas cosas que con dos y tres años pueden empezar a hacer. Comer solos, probar a ponerse los zapatos (aunque necesiten algo de ayuda), probar a desvestirse, recoger algún juguete, ir a buscar el cuento que desea leer, ayudarnos a cocinar algo sencillo o a poner la mesa…
3. Adaptar el entorno a sus necesidades.
No hace falta tener una casa Montessori, unos cuantos cambios serán suficientes para favorecer la autonomía de los niños. Escalones para llegar al lavabo, cubiertos con los que no puedan hacerse daño, zapatos con velcro, pantalones con cordones en vez de botón o estanterías de juguetes a su alcance son algunos ejemplos sencillos con lo que podéis fomentar su autonomía.
4. Déjale equivocarse:
Ver el error como la única forma de aprender es la clave en estas edades. Para aprender a comer se manchan, bebiendo se mojan, lavándose los dientes lo llenan todo de pasta… ¡Están aprendiendo! y sólo podrán hacerlo si les dejas experimentar.
5. Paciencia y rebaja tus expectativas:
Las prisas, nuestra necesidad de que las cosas se hagan bien y rápido, las ganas de ayudarles…hacen que pierdan oportunidades de aprender y desarrollar esa autonomía que tanto desean en esta etapa. Relájate y observa sus necesidades, déjale probar. Disfrutarás más, te quedarás asombrado viendo los resultados y le ayudarás de verdad a CRECER.
6. Ayúdale a gestionar sus emociones:
La frustración, la ira, la tristeza… son emociones que tratamos de evitar y, sin embargo, reconocerlas y poder expresarlas es igual de necesario que mostrarse alegre. Puedes utilizar frases del tipo “Veo que estás enfadado porque se te ha roto”, “Entiendo que estés triste porque nos tengamos que ir”… de este modo, reconoces como se siente el niño, validas sus sentimientos y le ayudas a poner nombre a las sensaciones que tiene. Dedicaré un post completo a este tema porque es algo fundamental. Puedes leer algo más sobre rabietas y emociones en este otro post.
7. Comienza a marcar límites adecuados a su edad.
Aunque nos sigan pareciendo pequeñitos, a partir de los dos años los niños deben ir conociendo las reglas que rigen en casa y fuera de ella. Además, como ya te conté en este otro post y en este. Los niños necesitan límites no sólo para portarse bien, sino para desarrollarse bien. Empezar a poner ciertas reglas (no pegar cuando se enfada, no salir corriendo en mitad de un cruce…) y saber hacerlo con firmeza pero de manera cariñosa y respetuosa es fundamental.
Hasta aquí el post de hoy, espero que te haya resultado útil y te permita disfrutar de esta etapa tan increíble que son los dos años. Si aún así crees que necesitas una ayuda extra para gestionar determinadas situaciones que os resultan complicadas, o quieres saber más sobre la gestión de emociones o los límites puedes contactar conmigo a través del formulario de la página web y estaré encantada de ayudarte.